La lengua de Cervantes es el idioma de cerca de 500 millones de personas que son consumidores de contenidos en un lenguaje al que poco le falta –categoría le sobra- para ser una lengua franca.
Gritemos una verdad al viento para quien quiera escucharla: el mercado del español, sumado al desarrollo de las nuevas tecnologías, se ha convertido en un pastel del tamaño de un rascacielos, en una oportunidad de negocio real y tangible que no se puede ni se debe dejar pasar.