El movimiento se demuestra andando y eso es lo que hemos hecho este año desde nuestra tierruca verde y montañosa: Hemos sobrevolado el mar y el papel en blanco sin perder la sonrisa.
Tratando de plasmar lo que nuestra imaginación nos dictaba machacona y retando a cada una de nuestras carencias. Porque hemos comprendido que nuestro futuro reside en nuestro esfuerzo, en nuestra creatividad, en soñar despiertos y en apostar por el sí se puede.
Acalambrados, sudorosos, con los pulmones a punto de reventar hemos mirado hacia delante sin perder la ilusión por lo que hacemos, entendiendo que la vida es una carrera de fondo donde el que aguanta: gana.