Los ciclos económicos son una realidad ineludible que las sociedades deben aprender a anticipar y a gestionar. En los tiempos actuales, la crisis se ha convertido en uno de los grandes condicionantes para todo tipo de empresas, especialmente las de aquellos sectores que más han sufrido las consecuencias de la regresión económica.
Es, en estas situaciones, donde las empresas se definen a sí mismas, adoptando unas estrategias u otras, tomando decisiones que avanzan en una u otra dirección. En este sentido, existen dos tipos de empresas: las que se dedican a capear la situación mediante actitudes de reserva, conservadoras, y aquéllas que, por el contrario, ven en la actual situación una oportunidad única para consolidarse como referencias en su sector, y que apuestan por la inversión, el desarrollo y el crecimiento. Una estrategia que puede parecer arriesgada, pero que es muy necesaria en un entorno –el mercado español- en el que la productividad y la competitividad se hallan en mínimos históricos.