Está en todas partes. Facebook ya no es una «fricada». Igual que cuando se popularizó el teléfono móvil, quien no contaba con uno perdía oportunidades de socialización («¿Cómo quedamos?» «Nos llamamos»), hoy, en mayo de 2010, en España ya, quien no dispone de una cuenta en Facebook se está perdiendo alguna que otra oportunidad de: contactar con gente con sus mismos intereses, establecer relaciones profesionales más enriquecedoras, contar con un filtro de información, enlazarse con experiencias de todo el mundo… y muchísimo más, porque, a todas horas, hay gente probando nuevas aplicaciones, a la vez que escribiendo sobre ellas páginas y páginas en blogs de todo el mundo.
Pero, más allá del uso personal o profesional que cada cual, individualmente, le aporte a su perfil en Facebook, ¿qué papel juega esta red social para las empresas, grandes, medianas y pequeñas? De nuevo, igual que quien no tiene presencia en Internet no existe, pronto, y parece que cada vez está más cerca, quien no esté en Facebook, por lo menos, se dará por sentado que no tiene nada que contar y eso, para una marca, puede resultar fatal.
Y ahí es donde las pequeñas y medianas empresas tienen que encontrarse cómodas. Necesitan darse cuenta de las oportunidades que, no sólo Facebook, sino en general todo este fenómeno del «Social media» o «Reputación on line» les está brindando. Las grandes campañas a través de los medios convencionales ha sido siempre un espacio acotado para aquellas marcas con amplios presupuestos de marketing. Ahora, con escaso presupuesto, no sólo pueden llegar a un público muy amplio, sino específicamente a su target, segmentalizado por edad, ubicación geográfica y gustos e intereses. ¿Cómo? A través del contenido, de la relación directa, de la interlocución… perdiendo el miedo al «dichoso Facebook».
En eso estamos en los últimos meses, haciendo perder ese temor a empresas y entidades de todo tipo.